domingo, noviembre 20, 2005

Galileo

Ellos eligen bien el día, la hora y el escenario, para que todo sea propicio.

Ellos son así, probablemente por la nostalgia, porque saben también que en realidad el tiempo no es, era. Siempre nos transportan a otras épocas, a otros lenguajes, a otras vidas. Sobre todo si te descuidas y cierras por demasiado tiempo los ojos y te abandonas.

Ellos aman a sus mujeres de madera, que tienen distintas formas y colores, algunas delgadas y otras robustas, algunas redondas con voz de trueno, otras con voz de agua y otras con voz de pozo profundo. Atrás, discreta, también está aquella que ama a un hombre de otros tiempos. Los hacen cantar, para ello los acarician con sus manos, siguiendo al pie de la letra la partitura.

Ella tiene un pájaro mítico en alguna parte del cuerpo, un pájaro mítico por su hermoso canto...
A veces hace que vuele tranquilo que planee en el aire, que juguetee dando piruetas como un papalote, con la gracia de una mariposa, sin perder la majestuosidad de un ave.

A veces hace que el pájaro vuele muy alto, y precisamente por eso, el pájaro nos toca suavemente en lugares que no sabíamos que aún existían, nos hace vibrar, nos mueve.

Ella sabe que es posible que alguna vez, el pájaro, en su vuelo, toque el lugar más oscuro y sensible; y que cosas extrañas pueden pasar.

Yo sé que así es, porque el pájaro me ha tocado, me conmueve hasta las lágrimas... será porque yo también nací en el mez de mars?