lunes, abril 16, 2007

A la opinión pública... (post larguísimo)

Jueves 13 de Abril de 2007

A la redacción del periódico La Jornada:

A quien corresponda:

Diariamente leo su periódico en Internet, ya que mi trabajo actual me exige estar informada sobre la situación que día a día se vive en nuestro país en lo que respecta al ámbito educativo.

He seguido con especial atención la cobertura que los medios televisivos y ustedes han dado a lo acontecido en Villa de las Niñas A.C. no sólo porque es una institución educativa sui generis, o porque enfrenta un grave problema de salud en algunas de sus habitantes, sino también porque en ella trabajé de mayo del 2002 a julio del 2003.

Esta carta tiene como propósito expresarles mi opinión sobre una nota que el día de ayer se publicó en su periódico: Villa de las Niñas, en manos de ''fanáticos'': ex profesor.

He leído atentamente esta nota y me ha causado estupor y descontento.

Primeramente me interesa dejar claro que comprendo que su periódico tiene un compromiso con la libertad de expresión y que por ello es lógico que hayan publicado esa nota, al ser este profesor una persona que tiene todo el derecho de expresar su opinión. Sin embargo creo que deja mucho que desear el hecho de que él, sustente una parte de su declaración en “rumores” o “cosas que otros profesores le contaron”. Me parece muy poco profesional de su parte y me hace pensar que no es más que un oportunista. Ignoro cuál es su profesión y si tiene algún tipo de formación pedagógica o vocación magisterial.

Encuentro que mucho de lo que afirma o “denuncia” es diferente a la realidad o no está puesto dentro de un contexto que le dé sentido. En los siguientes párrafos hago referencia a cuestiones expuestas en su nota que necesitan analizarse dentro de dicho contexto, el cual puedo referirles desde mi propia experiencia y la reflexión acerca de ella, otra opinión al fin y al cabo.

Esa situación que el profesor califica como “espeluznante” y “extraña” (las comillas son del articulista, supongo) es la misma que se vive en cualquier internado, sea religioso o no, sea particular o subsidiado por el gobierno. La disciplina es parte fundamental de estas instituciones donde la autoridad principal es la de los directivos, maestros y prefectos, (función que en este caso cumplirían la mayor parte de las religiosas) es una autoridad delegada por los padres en estas figuras.

En la Villa de las Niñas la disciplina es dura, para las alumnas y para los profesores. En el caso de las alumnas, la gran mayoría de ellas aceptan e interiorizan esa disciplina, la consideran parte de fundamental de la formación moral que reciben de las religiosas, muchas de éstas de origen oriental. Recordemos que en las culturas orientales la disciplina es una virtud indispensable para el crecimiento del ser humano.

Otras alumnas, ciertamente, no se adaptan a esa disciplina y en general a la vida del internado, y en la primera oportunidad que tienen de ir a visitar a sus familiares, no regresan.

En ambos casos, hay que considerar dos aspectos muy importantes: en primera, el hecho de que las alumnas están viviendo su adolescencia, eso significa que están en una resignificación de su identidad y que enfrentan problemas tanto psicológicos, biológicos y sociales, pues aunque viven durante todo este tiempo exclusivamente en el internado, no pueden dejar atrás la influencia recibida por el exterior. La adolescencia se caracteriza entre otras cosas por el constante cuestionamiento que la persona hace hacia todo lo que la rodea, y también en la reestructuración de su jerarquía de valores.

La segunda, sus diversos contextos culturales, dado que provienen de todas partes de la república y gran parte de ellas pertenecen a grupos indígenas.

Si educar a una adolescente es difícil, educar a una adolescente lejos de su familia, en un contexto ajeno por completo, lo es más. Ahora, ¿qué tan difícil será educar a casi cuatro mil?

Por otro lado, por todos es sabido que esta institución alberga a niñas de escasos recursos. Esto significa que provienen de zonas de alta marginación y es muy probable que hayan vivido situaciones como: hacinamiento, violencia o desintegración familiar, abuso o violencia sexual, explotación laboral en el campo, etc., situaciones que como lo demuestran numerosos estudios, están asociadas con la pobreza. Como en otra nota de este periódico se afirmó, es necesario que las religiosas aprendan a manejar esa enorme diversidad cultural, sin descuidar una de las premisas que ya tienen, la de igualdad de derechos y condición de todas las alumnas.

En la nota del testimonio del exprofesor, se afirma también que las alumnas temen a las religiosas, a las monjas según él profesor, “madres” como son llamadas por las alumnas. Tal afirmación es difícil de sostener, dado que las religiosas son su única figura afectiva. Consideremos también que en muchas ocasiones los mentores adquieren su autoridad no por imposición o inspirando temor, sino que esa autoridad es adjudicada por el propio alumno, por respeto y admiración hacia el mentor. Por otra parte, como es lógico, las religiosas se apoyan en alumnas para organizar y disciplinar a sus compañeras, tales figuras son las “ates” o hermanas mayores y las jefas de grupo. Así la disciplina no es impartida únicamente por las religiosas.

Obviamente hay alumnas que son mucho más susceptibles que otras y alumnas que están a disgusto en ese lugar pues lo consideran más un castigo de su familia que una oportunidad de superación.

En el caso de los profesores, esa disciplina también es difícil de asimilar. La jornada de trabajo es de tiempo completo, ocho horas de lunes a viernes y cuatro más en sábado. Según la organización de materias y grupos es posible tener una o dos horas de descanso diariamente, pero a veces es necesario cubrir a los profesores que no asisten o que renuncian intempestivamente, reduciéndose las horas de descanso. El docente realiza una planeación semanal y su material didáctico. El docente es responsable del aprendizaje académico de las alumnas, las religiosas son responsables de su educación espiritual y moral.

Otro punto: el sueldo que yo recibí, aclarando que trabajé en nivel secundaria, era proporcional a esa jornada de trabajo y a mi nivel educativo, y considero que era tan competitivo como el que ofrecen en las escuelas públicas e incluso el de escuelas particulares que cobran colegiaturas.

El hecho de que el profesor permanezca de pie durante la clase, es desgastante físicamente, es cierto, sin embargo en su momento se me explicó que era la forma en la que ellos pensaban, se favorecía la interacción de maestros y alumnas. Un docente de pie y en movimiento puede ver a todas sus alumnas, un docente sentado no. La prohibición de cercanía física de las alumnas con las profesoras, pero sobre todo con los profesores, y en parte, el constante monitoreo, responde según mi criterio me da entender, a una medida para tratar de evitar una afectividad más allá de la relación de alumno-maestro, pues en muchos casos los profesores tendemos a tratar como “hijos” a nuestros alumnos, lo cual provocaría favoritismos e inestabilidad en los grupos, (no solo estudian en grupo, viven en grupos o familias). Otra razón, la más importante, es la de prevenir cualquier tipo de abuso sexual, que el profesor, en su papel de autoridad pudiera ejercer.

Recordemos que las alumnas pasan por un proceso difícil de adaptación a la vida en el internado, que se complica con el constante aislamiento y con sus procesos internos de redefinición de su identidad, lo cual puede dar por resultado que algunas de ellas sean fácilmente influenciables y vulnerables y no tienen a sus padres para que las orienten.

Ciertamente el monitoreo es constante, es una forma de supervisión, no me atrevería a llamarlo evaluación, simplemente es una forma de corroborar la puntualidad, la capacidad del docente y que éste imparta los temas que planea semanalmente.

Sí, se marca una línea en tanto a los temas que se “pueden” impartir, en esto secundo al profesor pues también, por el mismo conducto, me hicieron la observación de evitar temas polémicos, sobre sexualidad, religión o política. Pero también me permito recordar otro caso similar, la polémica surgida cuando Carlos Abascal intentó prohibir que su hija, que asistía a una escuela de formación religiosa, leyera Aura, la novela de Carlos Fuentes, en su clase de literatura. Tristemente este es un problema característico de las instituciones educativas dirigidas por organizaciones religiosas.

Regreso al tema del aislamiento. La mayor parte de las niñas son de estados donde la marginación es extrema, Oaxaca, Chiapas, Guerrero, Veracruz, Puebla e Hidalgo principalmente; por esa razón, no siempre es posible que los padres de las alumnas realicen largos y costosos viajes para ir a visitarlas, y por lo menos en aquella época, algunas niñas podían visitar a sus padres, dependiendo de que tan lejano era su lugar de origen y de cuántas alumnas provinieran de esa región, pues se tenía que gestionar su trasporte con diferentes corporaciones por el importante costo de trasportar a cientos de alumnas y garantizar su seguridad.

Es complicado entender también el aislamiento de información. El argumento que en todo momento me dieron fue que las noticias del exterior, por ejemplo, sobre desastres naturales o conflictos de otro tipo podían intranquilizar a las alumnas sobre la situación de sus familias. Sin embargo, yo no podría asegurar que no les permitían usar el teléfono o recibir llamadas en situaciones de vital importancia. Y tomemos en cuenta nuevamente el hecho de que sus familias posiblemente no tienen acceso a este servicio o les resulta un costo que no pueden cubrir.

En cuanto a las instalaciones, son mejores que las de cualquier escuela pública, su estado de conservación se debe en mucho al régimen de limpieza que las religiosas y las niñas mantienen. No sólo las niñas, también las religiosas realizan tareas de limpieza y mantenimiento.

Los talleres, que son dedicados a algunos oficios, son el lugar de trabajo de las niñas que efectivamente producen diferentes insumos para mantener en funcionamiento el internado, pues aunque recibe donativos también necesita cubrir otras necesidades de forma autogestiva. Aquí es importante considerar cuántas manos se necesitan para alimentar, vestir y cubrir todas las necesidades de tres mil ochocientas jovencitas. Es imposible no solicitar el apoyo de las alumnas, y ellas lo toman como una retribución por la educación que reciben, que dicho sea de paso, es una oportunidad que el gobierno no es capaz de brindarles y no sería de extrañarse que hasta su calidad de vida sea mucho más elevada en el internado que en sus lugares de origen.

Sobre lo que menciona este profesor de sus métodos y materiales de enseñanza, es muy cierto que hay restricciones, que en su momento tampoco yo comprendí. Ahora reflexiono sobre mi propio actuar y me cuestiono si utilicé las herramientas adecuadas para las alumnas dadas sus particularidades y su diversidad. De entrada me pregunto si proyectar un video sobre sismos a personas que viven permanentemente en edificios de seis pisos o más, en aras del aprendizaje de un tema histórico no terminaría también afectando su sensibilidad y generando temor y tensión nerviosa.

Sobre las otras declaraciones que hace el profesor, acerca de los rumores de que les dan brebajes o medicinas no autorizadas por el sector salud para inhibirles la menstruación, o si han recibido maltrato físico, me interesaría saber si esta persona tiene alguna forma de sustentar lo que se atreve referir en su declaración y no de primera fuente. De lo contrario, la institución estaría en pleno derecho de exigirle de forma legal que pruebe su declaración o se retracte.

Mi propósito no es justificar o avalar las prácticas educativas o formativas del internado, algunas de las cuales me parecen igualmente cuestionables, cómo el número de alumnas por grupos, los criterios para formarlos, las horas dentro del aula, cuestiones en las que mi formación me permite opinar. Mi interés es ahondar un poco en la situación real que las niñas y las religiosas viven y hacer ver las innumerables dificultades que enfrentan y que sin embargo, han resuelto con las herramientas con las que cuentan durante todos estos años.

El internado y sus alumnas han sido noticia frecuentemente, cuando les son entregados juguetes por una de las televisoras del país, cuando el internado es sede de algún evento deportivo, en los que muchas alumnas destacan a nivel estatal, cuando son reconocidas por su alto rendimiento académico, o por las actividades artísticas que llevan a cabo como en la última visita del representante religioso del Vaticano. Es curioso que sea precisamente una situación de emergencia médica lo que cause todo este revuelo y no los grandes logros que las alumnas han alcanzado a nivel académico (es muy común encontrar alumnas que en sus primeros días no despegan los ojos del suelo y hablan con monosílabos, y al termino de su educación son capaces de hablar ante un público).

En conclusión yo no puedo afirmar o negar el porqué del problema de salud que enfrentan las alumnas, no puedo juzgar la forma en que fueron atendidas, ni puedo aventurar conclusiones pues no estoy calificada para ello.

Quiero aclarar que no estoy recibiendo nada, al dirigir estas palabras a su periódico, pues ni siquiera defiendo una posición.

Lo que me mueve a escribir estas líneas es la indignación por la irresponsabilidad de las declaraciones de este profesor, que contribuyen a formar una imagen tergiversada de la situación, sustentada por el amarillismo con el que algunos medios televisivos han tratado el caso, si cualquier persona ajena a esa realidad lee su periódico, lo dará por hecho dado el prestigio que como medio impreso tienen.

Me interesa también exponer que la institución tiene un grave problema para conseguir y mantener a su planta docente, ya que muchos de los profesionistas que llegan a impartir clases no cuentan con una formación pedagógica suficiente, ni tienen vocación magisterial, ni sienten una necesidad real de proveer a las alumnas de conocimientos que les sean útiles en su vida futura, claro que esté problema no es exclusivo de el internado, se presenta en la escuela pública por igual.

Me mueve también, que mi estancia en este lugar me permitió conocer mis debilidades y fortalezas como docente, algo que contribuyó a mi propio crecimiento.

Pero impulsa sobre todo la gratitud hacia esas niñas y jovencitas que con sus ojos vivos, sus sonrisas y su ansia de aprender, me enseñaron ese otro país, al que también pertenecemos, el que no conocemos o no queremos ver.

Les agradezco la atención que sirvan prestar a la presente y les envío un cordial saludo.

Atentamente

Guadalupe García Albarrán

Pedagoga.

5 ecos:

B West dijo...

ohh gato! eres mi idolo!

:D

besito y ojala que te vaya super paiker esta semana!

i dijo...

Lu para presidenta!!!

:D

oye, a ver si así como publicaron la monserga del tipejo este publican lo tuyo, que sobresale tanto por la falta de pretensión y luces de prensa como porque esto sí tiene fundamento, carajo

gracias por compartirnos tu visión

abrazotes

Real-X dijo...

wow muy completa tu contestación y bien estructurada...

saludos...

Lu García dijo...

Noise

y no tuve que ponerme los calzones arriba de las mallas, fiuf!

i
gracias siñorita, ay quí pena!...

Real-X

pues sí, lo malo es que es tanto choro que no lo publicaron en El Correo Ilustrado :(

Decireves dijo...

Yo la verdad tengo mi critica hacia este pedo pero la guardo para otra ocasion o te mando mi punto de vista a tu correo, me parecio interesantisimo tu desmenuzamiento de todo este embrollo, me cae que todo lo que dicen Televisa, TV Azteca y demas solo amarillea (?) mas el asunto,que si es algo escabroso, saludos Gatita.

Pasate a mi blog a ver mis influencias...
bye