Verde y húmedo.

Cuántas veces se han sentido como un animal en extinción, como una voz discordante entre tanto lugar común.
A veces los discursos se comen a las personas.
Y no es metáfora.
A veces pensamos que nuestra verdad es la única.
Y no es mentira.

Simplemente hay que buscarle tres pies a la lógica, al gato transgénico.

Qué haces cuando ir a lo esencial es tu marca, tu visón, tu posibilidad, tu deseo, tu necesidad. Y es que tu forma de ver y entender las cosas siempre será única, subjetiva, tal vez de otra naturaleza. Y te sorprendes simplemente de ver lo inconmensurable en la ventana.

Darte cuenta de eso te da cierta tranquilidad, te explica muchas cosas, te hace más llevadera la frustración de sentir que emites sonidos en el vacío.

Es claro que intentas abrirte, ..::explicar::.. el intento no siempre es vano, pero es evidente que terminarás cerrándote, regresándo a ti.

Reformulandote y encontrando nuevas formas de poner las piezas del rompecabezas. Nuevas formas de poner esa pieza del rompecabezas que tú eres.

Te conviertes en algo así como un ser extraño, apartado, diferente y tardas mucho en darte cuenta de ello.

Pero no es tan malo, eso te permite pararte en las orillas y reirte de ti, reirte de todo.

No hay más explicación.

Eres un ser excéntrico.

Tristeza del cronopio

A la salida del Luna Park un cronopio advierte que su reloj atrasa, que su reloj atrasa, que su reloj. Tristeza del cronopio frente a una multitud de famas que remonta Corrientes a las once y veinte y él, objeto verde y húmedo, marcha a las once y cuarto. Meditación del cronopio: "Es tarde, pero menos tarde para mi que para los famas, para los famas es cinco minutos más tarde, llegarán a sus casas más tarde, se acostarán más tarde. Yo tengo un reloj con menos vida, con menos casa y menos acostarme, yo soy un cronopio desdichado y húmedo". Mientras toma café en el Richmond de Florida, moja el cronopio una tostada con sus lágrimas naturales.

Julio Cortázar. Historias de cronopios y de famas.