Con qué derecho te metes debajo de mi piel,
quién te dijo que podías acariciar mi sensibilidad desierta y muerta.
Todo hubiera sido tan fácil si no lo hubieras hecho.
Pero lo hiciste, me diste un beso trepidatorio y demoliste mis negativas.
Pero dejaste el miedo, el miedo que siempre me paraliza.
Y aunque hubiera querido quedarme así, tenerte entre mis brazos,
está la realidad que me rebasa,
que hace con mi miedo un elixir para envenenar a las fieras que habitan en mi imaginario desquiciado.
Pero no tengo el valor de matar algo que no sé si existe.
Te pienso y te odio por tu maldito beso, porque no sé como sabes o cómo sucedió todo, pero esa es exactamente la forma en que uno se pierde en un terrible absorber simultáneo del aliento y esa instantánea muerte es bella....
domingo, enero 08, 2006
R07
:: Lu García ha dicho. A las 5:37 a.m.
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