Contigo lo que estoy aprendiendo es a contenerme, para no quererte, para no extrañarte, para no buscarte...
Para no pensarte, utilizo toda clase de artimañas, por ejemplo, repetir mentalmente la tabla del nueve o, igual que Oliveira, tratar de recordar detalles insignificantes, como la forma de un perro aplastado en la autopista o el color exacto de las agujetas de las botas de mi profe de dibujo de la prepa. Después de eso pienso en la sonoridad de la palabra agujeta y luego irremediablemente caigo en la música. Aquí se da entonces una sucesión en cascada de canciones, que se enlazan a partir de una nota, de una palabra o de alguna de las sensaciones que me producen... Pero luego, cuando por fin tu fantasma se está difuminando, llego a la canción que sonaba la primera vez que nos besamos o la que tenías al principio de la lista de reproducción en la época en que empezamos a vernos a escondidas... pensando en eso estoy cuando me doy cuenta que he fracasado, me pongo de malas y para calmarme reproduzco al azar una canción. Entonces el destino me abofetea cuando la pc toca precisamente "Medianoche" y sólo me queda reírme, porque ya me acostumbré a esas coincidencias.
Cuando estoy tratando de no llamarte, la cosa es más complicada, primero tengo que hacer mentalmente una lista de todas las cosas que tengo pendientes, desde regar las plantas y darle de comer a los gatos, hasta terminar el sueter que empecé a tejer hace tres inviernos o leer ese libro sobre el comunismo en Rusia que dejé en la página 23 o terminar la tesis. Entonces me convenzo de que marcarte y pasar dos horas hablando me añadirá más cosas a la lista. Pero si eso no funciona, entonces le marco a alguno de tus amigos para preguntarle sobre la escuela de música a la que asiste y cómo están las colegiaturas, o a ese otro que sabe mucho de literatura para preguntarle por ese libro de poesía que no encuentro. De todas formas vamos a terminar hablando de ti y de como las cosas son inexplicables.
Sin embargo cuando quiero verte, la cosa cambia, intentando contenerme construyo un plan indestructible en siete pasos que sean tan complicados que para cuando llegue al cuatro ya esté muy cansada o sean las once de la noche, pero es imposible, esos planes los arma el diablo y siempre al llegar al paso siete ya estamos mirándonos a los ojos y toda la contención de tantos días y días se va al carajo.
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