Cada día, cada momento el lenguaje nos juega malas pasadas. Es esquivo, dice más de lo que pretendemos y entonces nos deja que creamos que lo encerramos entre cristales puros, pero no es cierto, la cosa es al revés, nosotros somos quienes quedamos encerrados entre cuatro paredes buscando las palabras precisas.
sábado, agosto 06, 2005
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